En nuestra sociedad moderna donde es casi aparente que tenemos todo al alcance de las manos, parece que nos hace falta uno de los ingredientes importantes en la solidificación de una familia: El dialogo Familiar. El cual no es más que la comunicación abierta entre padres e hijos, hermanos y hermanas o todos los componentes de una familia. No estamos abogando por una conversación sofisticada relacionada a la Bolsa de Valores o los últimos acontecimientos acaecidos en Irak, estamos refiriéndonos a una conversación sencilla, que encuentre eco o que interese a la familia en general.
El dialogo en familia puede ser un tópico un tanto difícil, ya que no todos los seres humanos tenemos la misma capacidad de comunicarnos entre si. Dialogar puede resultar infructuoso especialmente si en el seno de la familia tenemos adolescentes quienes prefieren estar en sus habitaciones en un estado casi vegetativo jugando los últimos juegos de video que sentarse oír una perorata del padre o la madre. Los padres tenemos la obligación de tornar el dialogo familiar en una sesión de terapia para nuestros hijos. Debemos tener una actitud positiva y esforzarnos a que estas sesiones sean una especie de conversación amistosa donde nuestros hijos no sientan temor a exponer sus miedos y debilidades. Introducir nuestros hijos al dialogo familiar nos da una idea de la salud emocional y mental de los mismos, también por medio del dialogo podemos conocer las opiniones que nuestros hijos tienen acerca de un tema especifico.
Uno de los ingredientes principales que debe poseer el dialogo familiar es la participación de todos los componentes de la familia. Un día el dialogo puede estar compuesto de las historias que el padre o la madre han tenido en el trabajo. Otro día puede ser acerca de las historias de la escuela, exámenes difíciles, paseos escolares en fin temas en los que todos puedan participar. Otra forma muy genuina de mantener el dialogo familiar es compartir en familia una película de interés común o un viaje a la playa donde todos puedan disfrutar unidos.
La participación en los deportes es también una actividad que mantiene a la familia unida y un tema de conversación que no pasa de moda.
Muchos silencios en la familia nacen de la triste realidad del “no se que decir a los míos”. Este silencio puede tener dos causas: o los míos no se interesan en mi y mis actividades o yo pienso que soy tan pobre humanamente que no tengo una historia para compartir con los míos.
Si en realidad queremos tener una línea de dialogo abierta con nuestros hijos tenemos que empezar por sembrar la semilla del dialogo y hacer tiempo para nosotros como la familia que realmente somos. Apagando la televisión por una hora y dedicarnos ese tiempo a nosotros puede brindarnos resultados maravillosos como familia y como individuos que somos. No tengamos miedo y empecemos a cultivar el principio de una relación que puede perdurar mientras existamos.
Por Dra. Esther Medina
e diel, 17 qershor 2007
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